Vallas de jardín: cercando la zona de confort

José Manuel Peñalver Romero José Manuel Peñalver Romero
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Para los afortunados que pueden contar con un jardín en casa, ofrecemos una serie de ideas para vallar el perímetro de la zona ajardinada. Estas vallas pueden ser construidas en diferentes materiales: los más clásicos son la piedra y la madera, pero también podemos encontrar algunos ejemplos más arriesgados en acero, o más exóticos como el bambú. También cercaremos las posibilidades con la forma que se le da a la valla, más clásica o más atrevida, de líneas regulares o extravagantes, enrejada en forma de celosía o anárquica en su disposición. Te mostramos a continuación diferentes ejemplos que, dependiendo de la intención con la que se coloque la valla, servirán para aislarte de miradas indiscretas o simplemente para separar espacios y delimitar el territorio exterior. Salta la valla y entra con nosotros.

Jugando al engaño

Este frondoso jardín aparece cercado por una valla de madera cuyos postes tienen un acabado irregular completamente diferente. Unidos por un alambre de forma rústica y apremiante, parece que en ninguno de sus elementos se ha cuidado la estética, sin embargo por el efecto en conjunto, podemos concluir que todo estaba perfectamente diseñado desde el principio. Y con muy buen resultado.

De entrada, el acero

Empezamos jugando fuerte. La primera apuesta es este moderno modelo que imita los diseños más clásicos de las viejas vallas de madera que rodeaban las granjas y que hemos visto miles de veces a través de las películas. Realizado en acero al carbono y recubierto de un producto anticorrosivo que garantiza su durabilidad en buenas condiciones, este innovador sistema ofrece además la posibilidad de combinar colores y formas.Y sin incremento de precios. Una buena apuesta inicial.

Resistente por naturaleza

Seguimos con el acero pero esta vez con una valla de los expertos Puertas Bonitas que se inspira en motivos y adornos vegetales, de trazado mucho más sutil y estética delicada; pero igual de resistente y duradera que el modelo anterior. Un tratamiento especial de óxido sin corrosión aporta una personalidad propia y muy atractiva

Madera de gran altura

Para cercar un jardín, las vallas altas de madera son una buena opción porque se integran perfectamente en un entorno natural. Además, permiten muchas variaciones en ejecución y construcción, adaptándonos a las irregularidades del terreno y a nuestros gustos cromáticos; podemos pintarlas, barnizarlas o dejarlas en tonos naturales. Siempre la madera será madera.

Sólida como una roca

Del acero a la madera. Y de la madera a la piedra. Los muros de piedra son una división contundente y sólida. Dependiendo del acabado, en vez de valla puede generar una sensación de muro y encarcelamiento, por lo tanto hay que ser muy cuidadosos a la hora de levantar este tipo de vallado. En este caso, el tipo de piedra elegida suaviza ese efecto negativo y deja abierta la posibilidad de compartir el interior del espacio que resguarda gracias a su reducida altura.

Entre valla y celosía

La valla no es algo decorativo, en ocasiones, en parcelas adosadas, aislar el jardín propio del jardín del vecino se vuelve una necesidad. Una variante entre valla y celosía es este ejemplo enrejado de madera. Encajada sobre un bordillo de cemento, su disposición vertical, a considerable altura, recorre todo el perímetro, ofreciendo una solución discreta y elegante para conseguir más intimidad. 

El jardín de las delicias

homify Akdeniz Bahçe

En este conjunto, además de recrearnos en una hermosa valla de madera en forma de rombos, nos encontramos también con una puerta de entrada y un pequeño soportal encima, igualmente de madera que hace las delicias de todos los visitantes de este maravilloso jardín.

Valla por detrás y jardinera por delante

Es bien conocida la afición de los ingleses por la jardinería. De allí nos llega este modelo de valla con listones horizontalmente entrelazados y en el que se integra una jardinera en la parte inferior. Se crea un interesante efecto cesto que sirve de maceta para plantar flores, huerta o cultivar fresas.

Manteniendo las distancias

Retomamos el metal como elemento para crea una valla, en este caso el hierro forjado y tratado especialmente para obtener un efecto envejecido y oxidado que aporte una personalidad propia. Este enrejado de cuadrados deja un espacio lo suficientemente amplio como para permitir la vista pero marcando el territorio y dejando claro también que se trata de una propiedad privada.

Cerramos al estilo zen

Y por último, una combinación de dos elementos protagonistas en imágenes anteriores. Los pilares principales de esta valla son de piedra natural; y en madera blanca unos paneles centrales con listones dispuestos horizontalmente. Una idea luminosa, que con los elementos adecuados, hace de este jardín un lugar propicio para el retiro y el descanso.

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