Fabulosas alfombras persas para echar a volar

Juguemos a los contrastes. Por un lado, simpleza absoluta en el salón: colores simples, básicos, formas rectas y sin texturas. Y de repente, en medio, lo contrario. Una alfombra persa de tres colores, jugando con formas, colores y patrones. Los rojos resaltan con fuerza ante tanto blanco, los negros y grises enmarcan a la perfección las formas de esta alfombra que nos llama para salir a volar por el jardín

Esta alfombra es el ejemplo más básico de alfombra persa: tonos rojizos y amarillentos, con un marco con diseños geométricos en claro sobre oscuro y otro tipo de diseño geométrico en el interior, con predominancia de oscuro sobre claro. Todos hemos visto esta alfombra en algún momento de nuestra vida: en casa de nuestros padres o de algún tío o abuelo con algo de capital. Una alfombra envejecida para darle un poco de historia que dará un aire vintage a cualquier salón o dormitorio.

Tal vez no sea donde Aladdin volaría, pero esta alfombra desgastada y con aspecto vetusto es una pieza única, capaz de darle cierto poder de solemnidad a una habitación. ¿Por qué? Porque esos tonos pálidos, poco saturados, son como las canas: se les sobreentiende experiencia. Tanto en el suelo como colgada de la pared como un tapiz esta alfombra aporta un plus del estilo antiguo que ahora tan de moda está en las casas jóvenes y hipsters.

Que el negro es elegante está claro, por eso los trajes de chaqueta más selectos casi siempre son de este color. Por eso el sofá de esta foto lo es. Pero para mantener el aire solemne y elegante de la foto hay que acompañarlo con algo no menos elegante: una alfombra igualmente oscura, mezclando con calidad azules y pardos rojizos con toques de dorados y crema. Y no hace falta más, con eso y una pequeña mesita hemos amueblado y decorado el salón. Con estilo, simplicidad y elegancia.

Porque sí. Porque las alfombras no solo son para estar por el suelo. Son también un elemento perfectamente disponible para vestir una pared, como podemos ver. Es otro estilo, dorado sobre negro y rojo, y con formas menos simétricas y más artesanales. La combinación además con una colcha que aunque no sea tan persa la técnica al menos la imita con cierto nivel da como resultado un dormitorio estilo árabe de lo más chic.

Vamos a darle una vuelta de tuerca más al tema. Mezcla total de elementos, colores y patrones para reinventar un clásico como la alfombra persa y adaptarla a los espacios más modernos que se nos puedan ocurrir. Un compendio de todo un poco para salones de mucho colorido o donde queramos causar un gran contraste entre paredes y suelo. El eclecticismo es posible en una alfombra.

Volvemos a lo clásico. Un salón típico, de los que vemos en cualquier casa, adornado de forma sencilla con una bonita alfombra persa. Aquí sí, nos vemos perfectamente transportados por los aires por el diseño con flecos que presenta. Los tonos vivos y el marco azul que realza la parte central nos elevan unos cuantos metros por los aires. A lo mejor podemos dar un par de vueltas volando por el salón antes de volver a colocarla en su sitio natural.

Abigarrado. Brobdingnagianamente abigarrado. Una alfombra gigantesca en la que se mezcla todo en varios tonos, sobrecargado a más no poder de arabescos y floripondios al estilo más otomano. Los fondos, tanto negro como gris como rojo, potencian los dorados de los intrincados diseños. Es fácil reconocer si el hombre tiene gusto: la alfombra debe combinar con las cejas dijo Salvador Dalí. No sabemos si alguien tendrá unas cejas que combinen con esta alfombra, pero sin duda tendrá buen gusto.

Porque no solo van a adornar salones o dormitorios, una alfombra persa es más que digna de adornar el despacho de un ejecutivo o el humilde cuarto de un estudiante. Lo escaso del mobiliario aquí presente, lo simple de la crudeza de las maderas vistas contrasta poderosamente con la elaboración y lo intrincado de la alfombra que viste el suelo de esta sala. Combinando perfectamente con los dibujos del papel pintado, la alfombra da ese plus de color, de vida y de ambiente en una sala que estaría solitariamente desnuda sin ella.

Las alfombras persas son tan características que tienen hasta su propia entrada en la WIkipedia. Sus bordados, su afanosa elaboración, la técnica tan tradicional que hay detrás de cada una de ellas o la historia que esconden sus formas. Los boteh, los chah abassi, los joshagan y demás motivos que las componen se han convertido en un sine qua non de nuestros salones y dormitorios, y hasta en una herramienta más para darle vida a cualquier rincón de la casa donde, llegado el momento, nos apetezca tumbarnos y dejar que nuestra imaginación vuele con la propia alfombra.